3 de agosto de 2010

Un primer paso hacia la interpretación literaria del suicidio de Arguedas: la multiplicidad semántica en El Zorro de Arriba y El Zorro de Abajo

En posts anteriores, los lectores de este blog comentaron acerca del suicidio de José María Arguedas, presentado en El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo. Uno de ellos, Arturo C., opinó lo siguiente:

«Respecto a Los Zorros, mi hipótesis es que Arguedas, ante las críticas de los científicos sociales, de escritores contemporáneos más jóvenes y otros consagrados, recurrió a la exposición descarnada de su drama personal mediante un género tan híbrido como el diario -permeable a la prosa poética, a la autobiografía o a la novela- con la finalidad de demostrar que su "teoría de la novela" (consistente en plantear una obra literaria como una metáfora arquitectónica de las relaciones sociales y en asumir la creación literaria como un oficio vital) podía ser vigente en la medida que todo aquel que leyera el diario comprendiera que la muerte del yo-narrador tiene un correlato con la muerte del autor. Es decir, el suicidio vendría a ser una prueba forzada y trágica por parte de Arguedas para demostrar que "si no escribo, me meto un tiro..." que en buena parte significa que la literatura era para él una actividad vital y no un simple juego de técnicas narrativas (muy apreciadas por la crítica de la época)« (pueden ver el comentario completo y en su contexto en http://insomniofertil.blogspot.com/2009/12/jose-maria-arguedas-derribando-los.html).

Esta opinión parece recoger ciertas ideas del muy leído La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo, de Mario Vargas Llosa. Dicho libro es útil para conocer la crítica inicial a Los Zorros. No obstante, lleva implícita la tesis de que el suicidio de Arguedas constituiría un “chantaje al lector”, la cual reduce enormemente los significados múltiples de dicho acontecimiento narrativo. Asimismo, el comentario de Arturo C. menciona la “teoría de la novela” de Arguedas. Es claro que el autor era un creador consciente y metódico, preocupado por su propia poética, que asimilaba la literatura a la vida; pero no lo hacía para plantear un “modelo arquitectónico” especular de la realidad social. Vamos por partes.



En primer lugar, las reflexiones metaliterarias de Arguedas tienen momentos de álgida emoción en los que reivindica la absoluta identidad entre vida y literatura. Esta es una manifestación clara de la vertiente testimonial de su narrativa. En otras ocasiones, expresa su voluntad de reflejar procesos sociales, expresión de la mirada realista. Y en muchas otras oportunidades, su necesidad de rescatar las tradiciones culturales andinas, muestra de la impronta mítica que recorre su obra. Considero que es necesario leer los elementos presentes en su narrativa como atravesados por estas tres constantes básicas —pueden haber otras, sin duda—, pues de lo contrario corremos el riesgo de descuidar su pluralidad semántica y caer en simplificaciones como en la que cae Vargas Llosa y, lamentablemente, también nuestro amigo Arturo C.

Un elemento central de su teoría de la novela, como lo expone en El indigenismo y el problema de la expresión literaria en el Perú, es el lenguaje: cómo expresar en un idioma propio del mundo dominante lo que sucede en el mundo dominado, y cómo hacer que ambos cosmos se comuniquen. Este es el campo de batalla de la lucha arguediana en una primera etapa, hasta que llega a una solución en Los ríos profundos: la producción de una lengua literaria propia, empresa monumental. El dilema en Los zorros es múltiple y el suicidio puede parecer, por su carácter de evento final, el devenir y la síntesis de los problemas planteados, pero eso también es una impresión que se puede discutir largamente. Lo que deseo resaltar en segundo lugar, es que en esta novela late con mayor fuerza que en las anteriores el sustrato mítico. Este es el rasgo distintivo del indigenismo final de Arguedas, uno experimental, de corte vanguardista. Esta vertiente, como expone detalladamente Martin Lienhard, “carvanaliza” la novela y, nuevamente, relativiza la perspectiva realista que toma por momentos. En ese sentido, el contenido ritual del suicidio arguediano es fundamental para comprender sus significaciones, pues estas trascienden los elementos propios de lo meramente novelesco y se entretejen en un diálogo con discursos diversos, tanto políticos como míticos.

En un próximo post, me explayaré en una interpretación del gesto final de Arguedas, tomando en cuenta la interacción entre la impronta mítica y el mensaje político que se expresa en los diarios. Resalto el determinante indeterminado pues, como mencioné, las posibilidades que despliega una obra abierta como Los zorros nos plantean el reto fascinante de una lectura múltiple: por ello es un texto sumamente contemporáneo y con el que cual tenemos tanto aún por dialogar.

Obras mencionadas
Arguedas, José María. Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo. Ed. crit. Eve-Marie Fell. Madrid: ALLCA XXe Siecle, 1990.
---. “El indigenismo y el problema de la expresión literaria en el Perú”. En Obras completas. Vol II. Lima: Editorial Horizonte, 1983. 193-198.
Lienhard, Martín. Cultura andina y forma novelesca: zorros y danzantes en la última novela de Arguedas. El Zorro d
e Arriba y el Zorro de Abajo. Lima: Horizonte, 1981.
Vargas Llosa, Mario. La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo. México: Fondo de Cultura Económica, 1996.