Una colega me pidió que escribiera un post sobre educación. Ya se viene, ya se viene; por ahora, uno chiquito sobre mi educación de todos los días.
En el Perú, uno camina y se encuentra a cada paso con realidades contrastantes, ambiguas, desconcertantes... parece un barrio eterno, grande, de calles anchas, a veces truncas, sin salida... Pero llega esa gente positiva, bacán, que te devuelve, aunque sea un instante, la esperanza. Esa gente no sólo está entre reflectores o sobre lozas deportivas. Les das la mano, les explicas algún tema, les cuentas un pequeño chisme, le pides que te den un vaso de agua. Son tu familia, tus amigos, tus alumnos, tus recuerdos...
Esa gente es la que, cuando llegas al trabajo te sonríe, te saluda y te da un comentario agradable sobre tu ropa, tu pelo, tu clase de ayer, tu blog, tu enamorada o cualquier cosita que sabe que te dará ánimos. Es la que te pregunta si has sacado a pasear a tu perro, o cómo vas con tu tesis, o qué tal le va a tu mamá. Te pide que te quedes un ratito más para seguir riéndose de tus tontas bromas, que la acompañes a hacerse un piercing, que la llames apenas puedas, que no dejes de venir al partido de fulbito. O simplemente te miran, con ojos abiertos, sinceros, sin segundas intenciones.
Son gente que te quiere no de una manera perfecta, sino de la forma en que pueden hacerlo; y le echan ese poquito de sal que le falta a tu vida, le lavan la cara a tu mañana.
... y no me olvido de los que te critican con razón y afecto; esas personas son, simplemente, invalorables. Allí éstan a mis alumnos, que piden una segunda oportunidad para mejorar esa mala nota, que reniegan cuando no les sale bien un ejercicio, que critican los textos que les mandas a leer y dicen que no están de acuerdo con ellos, que preguntan una y otra vez hasta que les explicas correctamente, que no dudan en decir "no entiendo" y exigir más, por su bien, por mi bien, por el bien de todos. Enseñar en la Universidad, en estos tiempos, en nuestras condiciones, a la gente nuestra, es una bendición que no dejo de agradecer cada día. A pesar de los pesares, intuyo que pronto hemos de cosechar lo bueno que sembramos.
Aquí les dejo un video donde aparecen algunas de esas personas que a todos los peruanos nos dieron esa buena onda. Las mías, mi madre, mi padre, mi enamorada, mi tía Manuela, Lucero... con esas me quedo yo, y me voy corriendo a darles un abrazo.
http://www.youtube.com/watch?v=sR4IjTUIoZ4
Me parece concreto,interesante,el texto se deja sentir .
ResponderEliminar